No me sale ni el llanto
no quiero ni pensar
No te paras en mi puerta
pasas a llevar a la gente
y mis pequeños yo
Responsable de que salgan y no salgan las palabras
de herir y de hacer sentir tan bien
cuales cometas efervescentes
que se posan en las hojas
en los espacios recién tallados
en el invierno recién comenzado
y mis ojos cubiertos
posados en tu espalda
llenos de confianza
"¡Pero escúchame!"
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